jueves, 26 de septiembre de 2013

Los últimos días


     Así que tras la diversión viene la obligación. Y detrás de ella la sorpresa. Al final uno no se siente obligado a algo cuando se da cuenta de cuanto lo necesitan y de cuanto quiere a esa gente que precisa de su ayuda.

Y vuelta casa, pensando en lo aprendido, entendiendo que las obligaciones no siempre son ataduras, si no más bien nudos simples que se deshacen al mismo tiempo que uno va sintiéndose enormemente gratificado.















     Termino con la famosa primera frase de Anna Karenina:  "Todas las familias felices se parecen, pero las desdichadas lo son cada una a su manera".
Y que cada uno le aplique la lectura que crea conveniente.



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