miércoles, 12 de marzo de 2014

Los lunes desconocidos


    
El tiempo, que no se puede comprar con dinero dicen, pero sí que se puede sí. El tiempo siempre se compra y se vende.

Y acabar una noche con un par de casi-desconocidos, lunes, las tantas, un bar, y de la esperanza a la desesperanza se pasa en un minuto. Se salta. Otra cerveza. Tiznajos de historias de amor, de razones vitales, de diferencias, discusiones, motivos y desventajas, consejos y las horas se pasan. Que curiosos son a veces los desconocidos, que no te das cuenta de que lo eran hasta que los conoces.
A veces no es tan difícil cruzarse con gente agradable, soñar un rato, y que sea demasiado pronto para ser tarde.

Y me voy a casa, que te he echado de menos. Y sólo por momentos como ese me quedaría para siempre a tu lado, en la cama, hablando, enlazados, siameses.

Y ese es el único tipo de tiempo que en ningún sitio venden.


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