martes, 11 de febrero de 2014

Lenceria



     La sección de lencería de una tienda suele ser de lo más curiosa. Están las chicas que van a comprar solas, con amigas y las que van con el novio. Ahhh esos novios a los que por una vez les interesan tus compras, con tal de que te pilles ese picardias (y por supuesto te lo pongas) te prestan toda la atención del mundo. ¿O no?
A los hombres les gusta cualquier tipo de lencería, que si es roja , azul o verde, da igual, que si es transparente o no, que si lleva puntillas...Hazle feliz,¡Póntela!

Hace un par de años recuerdo una pareja de veinteañeros de compras y él le decía a ella: "Te regalo algo, lo que quieras, pero no ropa interior que luego la disfrutará otro...". Toma castaña, si llego a ser ella me largo y lo dejo allí plantado. Y me voy a buscar al otro. Así de claro.

     Ayer viví otra escena de drama junto a un stand de bragas, la chavala llorando a moco tendido con un par de amigas, que si él nunca la había querido, que si nunca nadie la había querido, que si nunca nadie la iba a querer....Ay....es lo que tiene tener 16 años, la vida es un continuo drama. Y ella había perdido la virginidad con ese mismo modelo de bragas. Te cagas.

LLevo varias horas viendole la cara descompuesta, con ese sentimiento de desamparo de cuando te crees que algo como que te deje el novio es el problema más infinito del mundo mundial, de cuando te rompen el corazón por primera vez y te crees que nunca te vas a recuperar. Cuanta desolación. Y no pienso hacer ninguna coña porque momentos de desilusión como esos los hemos pasado todos. Ya se hará mayor y las desilusiones serán otras. Y serán peores, y, sin embargo, se llevarán mucho mejor.
Y ya llegará el momento en el que las cosas te rasgan, pero no te rompen.

Y me fui a casa, pensando en el horrendo modelo de bragas fosforitas que la habían hecho llorar.
Y me dije a mi misma que cuanto daño habían hecho los colores fluorescentes a la humanidad.





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