jueves, 20 de febrero de 2014

A la deriva


     Una vez estuve a la deriva. En una Zodiac. De madrugada. Eramos siete.  La barca era de sólo cuatro plazas.
En medio de la nada se paró el motor. En Turquía. Era noche cerrada.
Mientras esperaba me consolaba pensando que a lo lejos se escuchaban vacas.
Me decía a mi misma: "se oyen vacas, no estaremos muy lejos de la costa, amanecerá en unas horas, no pasa nada".

Creo que mi problema es la angustia.
Mi eterna costumbre de nunca disfrutar el momento sin preguntarme por el mañana.
Y me he dado cuenta mirando unas fotos. Dalí y Gala.
Gente con tiempo y dedicando su vida a lo que les agrada.
Y esa podría ser yo. Pero no. La incertidumbre causa angustia. Mata.

Y hace ya mucho tiempo que no oigo vacas.


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